La Universidad McGill de Montreal realizó el estudio con 61 pacientes divididos en dos grupos, al primero se le administró placebo, al segundo "100 mg de cafeína dos veces al día durante tres semanas, seguidas de otras tres semanas consumiendo 200 mg dos veces al día"; sobre 2 a 4 tazas de café.
Según Michael Schwarzschild “aunque no se puede considerar el café como un tratamiento para el Parkinson, sí deberían tenerse en cuenta estos resultados cuando los pacientes valoren con su neurólogo la conveniencia o no de tomar cafeína”.
Este efecto se produce gracias a los antagonistas de los receptores A2A de la adenosina, que la cafeína es capaz de bloquear, lo que le confiere cierto papel neuroprotector.
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